La Real Academia de las Ciencias de Suecia eligió a Paul Krugman como Nobel de Economía. Este estadounidense, que también trabaja como periodista para algunos de los medios más importantes de Norteamérica, dice que él ya no se considera un “economista”. Afirma que dejó de serlo hace más o menos 25 años, cuando Ronald Reagan y Margaret Thatcher, mandatarios de EE.UU y Gran Bretaña respectivamente, empezaron a delinear el futuro del mundo.
El galardón lo recibió por una teoría que elaboró hace casi 30 años sobre intercambios comerciales. Pero este Nobel significa algo más, claro, ya que para qué premiar a alguien por algo que concretó hace tanto tiempo.
En esta etapa conflictiva del sistema capitalista, Krugman es uno de los pocos que puede decir: “Yo se los dije”.
La noticia en Argentina apuntó a que es un crítico del Presidente Bush. Si bien es cierto, es una visión acotada: Krugman es un acérrimo enemigo del neoliberalismo. Por eso cuando Reagan y Thatcher impulsaron este modelo ultraconservador, él se dejó de llamar economista. “La propaganda neoliberal es ensordecedora”, dijo.
Se autodefine como un “progresista” porque cree que el “objetivo de los gobiernos es luchar contra la pobreza y las grandes corporaciones”, a quienes acusa de fogonear el modelo de libre mercado para que no haya nadie que las controle. “Ser progresista es querer un sistema de salud universal. Las compañías sólo quieren atender a los ricos porque son los que pueden pagar sus caros tratamientos”, subraya.
Pero lo más interesante de Krugman es que toda su vida tuvo que ir contra la corriente. Fue un defensor de la intervención estatal en épocas donde los manuales del capitalismo decían todo lo contrario. Hoy es reivindicado con un Nobel, un millón de dólares de premio y, sobre todo, por mucha gente que empieza a darse cuenta de que los que siempre afirmaron que las cosas son así por naturaleza (gordooo, siempre van a haber pobres!!!!!), en realidad, sólo defendían los intereses de los más poderosos en desmedro de los que menos tienen.
3 comentarios:
El problema no es el sistema de juego, son los jugadores y la idea del cuerpo técnico.
El que tiene oídos que oiga.
Hmmm... es cierto, el problema es el técnico (andate Basile!!) pero a mi me gusta más el 4-3-1-2 que el 5-3-2.
Con esa conclusión simplista que hacés, Leo, no dejás lugar a ninguna reflexión. La discusión se acaba siempre en que las personas somos malas, cuando en realidad hay varias formas -distintas, tal vez no mejores o peores- de organizarce, aunque muchos digan que sólo hay una.
Todos tenemos oídos, pero lo que tenemos que hacer, además de oír, es escuchar.
Querido hermano, el que tiene oidos que oiga hace referencia justamente a los que escuchan pero no oyen. No es mía la frase, sino de alguien un poquito más sabio.
No es simplista de ninguna forma lo que digo, de hecho yo solo comente, la entrada es tuya. Pasa que cuando uno parte de una concepción del problema erronea, entonces tanto el desarrollo como lo que concluye lo serán. Estamos de acuerdo en que el capitalismo no debe ser la única forma posible de organizar la producción, pero es la que históricamente adoptó la humanidad, tiene falencias y eso está claro, pero creo que sería mejor encontrar la solución a los problemas antes que festejar una crisis con ilusiones del derrumbe del sistema como si mágicamente fuese a suplantarlo otro sin fallas, problemas, injusticias...
A tu favor, por si no lo habías entendido, porque se que te encanta, la idea del cuerpo tecnico era el neoliberalismo. Un capitalismo con estado presente no deja de ser capitalismo, la no intervención estatal es simplemente una idea de la escuela economica predominante.
Ah, y si comente así en aquel momento era porque no tenia ganas de escribir como lo estoy haciendo ahora, si hubiese querido desarrollar hubiese hecho una entrada en el blog, no entiendo que desde el comentario deba dar lugar reflexiónes, sino opinar.
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